Metodología
¿Cómo funciona?
Para empezar, llama y pide cita. Vendré a tu casa personalmente para hacer una evaluación de vuestro caso, el que sea.
A continuación, te recomendaré la mejor opción para poner remedio a vuestra situación o mejorarla.
Por último, tú decides qué opción se adapta mejor a vosotros y procuraré ajustarme lo máximo posible a vuestras preferencias.
No creo en filosofías, cada caso lo trabajo particularmente, de forma personalizada y a la medida de vuestras posibilidades.
Mi sistema de trabajo consiste en darte todas las herramientas posibles para que puedas manejar con criterio todas las situaciones que se te den a lo largo de la vida de tu perro. Para ello me sirvo de la ciencia y de los cientos de casos que han llegado a mí desde que estoy en esto.
Trabajo emocional.
La emoción con la que se aprende algo nuevo, se revive todas las veces que se repite lo que se ha aprendido. Es por eso que hay que tener muy en cuenta el cómo más que el qué.
Hay que enseñar a nuestros perros que aprender es divertido y estimulante. La mejor manera de hacer esto es a través de la interacción lúdica por excelencia, el juego. Es a través del juego que podemos construir la relación sana y de beneficio mutuo que nos va a enriquecer a ambos toda la vida.
Un esfuerzo inicial, resultados para toda la vida.
Para entender esto hay que hacer referencia a lo que se entiende por ‘buen perro’. En mi opinión se ha desmejorado mucho esta concepción de lo que es un ‘buen perro’. Para mí no es ese perro que no se mueve en todo el día, no rompe, no ladra, no molesta, no crea problemas… para mí es ese perro que sabe leer y traducir su entorno y adaptarse según las necesidades. Es un perro con buenas habilidades sociales.
Para construir esto en nuestro perro hay que establecer normas de convivencia, obviamente, pero sobre todo, crear un lenguaje común de entendimiento mutuo que facilite el factor social. Por eso el humano ha de formarse al mismo tiempo que el perro.
Prevenir antes que curar.
Esta debería ser la base de toda nuestra medicina y modo de vida. Hasta que no sea así, viviremos condicionados a los problemas. De hecho, hasta esta frase hace referencia a ellos. Más bien podría ser, ¿podría vivir aun mejor?
El tener salud, por desgracia, tendemos a verlo como ausencia de enfermedad y esto no tendría por qué ser así. Siempre se puede mejorar la calidad de vida aunque no se tenga ningún problema. Ser feliz y vivir en abundancia es posible y debería ser el reto al que aspirar, tanto personalmente como para nuestros perros.
A través de los Cursos de formación a particulares, cualquiera que quiera ir más allá, mejorar la calidad de vida de su perro y conocer más en detalle este fascinante mundo de la educación canina, puede hacerlo.
El límite te lo pones tú.
A la hora de rehabilitar…
Está claro que a muchos les encantaría poder haber empezado con buen pie, pero no ha podido ser. Bueno, no hay que preocuparse. A la hora de rehabilitar a un perro, hay que preguntarse qué es lo que busca el animal, qué obtiene en el momento de comportarse así y no solo enfocarse en si es molesto o no. Muchas veces cuesta determinarlo, pero hacerlo, nos dará la oportunidad de crear un programa específico y diseñado a medida para poder ayudar a ambas partes. Para ello, disponemos de Packs de sesiones para facilitar el proceso y contamos con la ayuda del grupo si fuera necesario a la hora de ajustar ciertos comportamientos.
Tendréis que trabajar duro, un hábito no se cambia de la noche a la mañana, pero tendrás el apoyo de URBEDOG para toda la vida. Ese es mi compromiso. ¡Cuenta con ello!